lunes, 8 de abril de 2013

La magia de la Cordillera.

En Laciana cuando alguien disfruta con algo se dice que "le presta". Pues no sabeis bien lo que me presta a mi ir al pueblo. Aunque sean apenas tres días y con un tiempo de mil demonios, casi sin parar de llover, es suficiente para disfrutar. La Cordillera Cantábrica siempre te recompensa con su magia.

 Camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula).

Así ocurrió la semana pasada, en la que aprovechando los días festivos hice una visita al pueblo y disfruté de lo lindo no sólo en Laciana sino también en las vecinas Babia y Somiedo. Pude, por ejemplo, fotografiar por fin al macho de camachuelo de la imagen anterior, una especie que se me resistia pese a haberla visto muchas veces. Una preciosidad de ave.

El tiempo, como en casi toda la peninsula, no acompañó. La lluvia apenas daba tregua. A pesar de ello algunas otras especies de pajarillos quisieron posar para foto, algunas aguantando con mucha dignidad el aguacero. Especialmente machos a los que la primavera empezaba a alterar las hormonas.

Escribano cerillo (Emberiza citrinella).

Escribano cerillo cantando.

Tarabilla común (Saxicola torquatus).

Chochín (Troglodytes troglodytes).

También empezaban a estar con las hormonas revueltas las ardillas. Y también eso les hacia ignorar la lluvia. Pude disfrutar de una pareja de ellas persiguiendose y jugando en el limite de un robledal. Sin duda no tiene nada que ver la experiencia de observar estos simpaticos animales, en este escenario y genuinamente silvestres, comparado con hacerlo en parques urbanos de Madrid donde están acostumbradas a la gente.

 Ardilla común (Sciurus vulgaris).


Quienes disfrutan mucho de la lluvia, o más bien de los prados encharcados consecuencia de ella, son especies como la cigüeña blanca. En días como estos pueden conseguir en esos prados lombrices que tienen casi tamaño de culebra.

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia).



Pero, aves aparte, la Cordillera Cantabrica es un lugar fantástico para observar mamíferos. Es con ellos con quien despliega buena parte de su magia. En estos días pude disfrutar muy especialmente con una especie casi imposible de ver aqui en Madrid: el gato montés. En la impagable compañia de Héctor Ruiz y de mi novia Inma viví un momento bastante complicado de observar. La interacción entre dos ejemplares de esta especie.

Momentos de tensión entre dos ejemplares de gato montés (Felis silvestris).

Nos encontrabamos los tres realizando una espera al aterdecer cuando escuchamos un extraño sonido que se repetia y nos costaba identificar. Héctor y yo pensabamos que podía ser una corneja, aunque no nos cuadraba del todo y el hecho de estar en territorio de gato montés nos hacía dudar y tener la esperanza de que fuese uno de estos animales, pese a que nos parecia que sonaba bastante ronco. Inma por su parte no tenia ninguna duda de que el sonido lo producia un gato. Y acertó. Mientras seguiamos cavilando sobre el sonido misterioso, un precioso macho de gato montés salió de entre unas escobas enfrente de nosotros, a unos cien metros de distancia. Iba ligero, demasiado rapido para la forma lenta y sigilosa en que suelen moverse estos animales, lo que nos hizo pensar que entre las escobas había otro macho que le había echado del lugar. Pero no era asi. El otro macho, que no habíamos visto aún, estaba unos 200 metros más allá y este gato se dirigia con paso firme a enfrentarse a él. Cuando estaba cerca, se sento como veis en la fotografía anterior mientras su rival le miraba con cara de malas pulgas, bufaba y erizaba el lomo. Cuando el primer gato intentó acercarse más el segundo hizo amago de atacar. Lastima que la distancia y la poca luz haya hecho que las fotos de los momentos más tensos no sean presentables. Finalmente, sin llegar la sangre al rio, el primer gato se retiró al bosque mientras que el segundo siguió impasible tumbado en el mismo lugar. Un momento inolvidable. Y como guinda camino a casa pudimos ver desde el coche un tercer gato en un prado.

Pero la magia con esta especie no terminó aqui. Dos días después, en el mismo lugar, volvimos a observar al segundo gato, el "vencedor" del enfrentamiento. Una observación larga, de una hora aproximadamente, que nos permitió gracias al telescopio terrestre descubrir que el gato no era gato, sino ¡gata!. 

Hembra de gato montés (Felis silvestris).

El descubrimiento de que estabamos ante una gata nos hizo cambiar totalmente la impresión de la observación anterior. El gato no buscaba pelea sino otra cosa. No se trataba de una lucha por territorio sino de un cortejo amoroso no correspondido.

En esta segunda observación no apareció ningún otro ejemplar pero pudimos disfrutar de esta preciosa gata recorriendo un prado plagado de topineras en busca de su cena. Y consiguió cazar en dos ocasiones roedores que engulló enteros. Os dejo algunas imagenes más (malas por la distancia y la poca luz) de esta gata moviendose con sigilo, clavándose como un perro de caza, parándose a escuchar y finalmente capturando su presa.





 Gata mordiendo rata topera recien capturada.

Además de los gatos, disfrute también con otros mamiferos más sencillos de observar como corzos (que estaban mudando el pelo), rebecos y ciervos. Os dejo algunas imágenes:

Corza (Capreolus capreolus).

Corzo con borra.

Pareja de corzos.

Rebeco (Rupicapra rupicapra).

Grupo de ciervas (Cervus elaphus).

Dejo los mamiferos y voy a terminar con un par de pequeñas joyas casi exclusivas de estas montañas, que en estos días de lluvia son más faciles de observar.

Primero el caracol de quimper. No suelo hablar de invertebrados (no tengo ni idea) pero este pequeño lo merece ya que vive unicamente en la Cordillera Cantabrica y en la Bretaña francesa.

Caracol de quimper (Elona quimperiana).

Y en segundo lugar, un anfibio, que al igual que casi todos los anfibios es principalmente nocturno y más sencillo de observar en dias lluviosos de primavera: la salamandra rabilarga. Se trata de un endemismo de la peninsula ibérica y se encuentra unicamente en Galicia, Asturias y mitad norte de Portugal. Toda una joya que hay que conservar.

Salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica).

Resulta sorprendente la velocidad con que se mueven en tierra, más cercana a una lagartija que a un anfibio. Comparten además una curiosa cualidad con estos reptiles: pueden desprenderse de la cola para escapar de sus depredadores y esta les vuelve a crecer.


La cola, como su nombre indica, es muy larga. En los adultos puede llegar a dos veces y media la longitud del cuerpo. En la foto anterior se aprecia bien.

Me despido hasta la próxima con una de las muchas bellas imagenes que deja el agua en la Cordillera. 

Muchas gracias por seguir el blog y hasta pronto.

Cascada de Lumajo (Laciana, León).




7 comentarios:

  1. Buen día pasasteis , estupendas las fotos Ángel , un saludo

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  2. Unas fotos a cual más espectacular entre el camachuelo, la serie del gato montés y la salamandra rabilarga, especies tan desconocidas para mí. ¡Vaya envidia sana! También me gusta especialmente la composición de la de la corza entre las hierbas, el Caracol de Quimper y la cascada ¡Enhorabuena!

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  3. Estupendas fotos Ángel, por un momento te olvidas de estar en casa y huele a húmedo y a recién llovido.
    Todo un placer verlas.
    Un saludo y buen trabajo.

    Piero - Barcelona

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  4. Es que en Laciana son casi asturianos, :-). Lo digo por el término Prestar, je, je. Una entrada muy prestosa, con muy buenes semeyes.
    Saludos.

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  5. Muchas gracias Pierino.

    Wili y Colasina, Laciana está en la frontera pero ya os digo yo que son bastante leoneses ;)

    Un saludo.

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  6. Leñe Angel, vaya vivencia con los Gatos monteses. El verlos así de día significaría varias cosas: Que no están muy perseguidos ni molestados por allí. Que probablemente la hembra esté criando y hay que salir ¡incluso de día! a beber agua y comer proteína para recargar las ubres de leche para los demandantes gatitos. También sin duda que por allí andaba un buen observador silencioso y respetuoso con el medio como eres TU.
    Precioso todo, esa Salamandra rabilarga, jóder, todo. ¡Disfruta de tu tierra!

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