sábado, 24 de mayo de 2014

Costa Rica 3ª parte (plumas)

Vamos con la tercera y última entrega sobre Costa Rica. Esta vez le toca el turno a las aves, el grupo más abundante de los vertebrados del pais con un número superior a las 800 especies residentes y que sobrepasa las 900 contando las migratorias o invernantes. 

Sin duda esta cifra es una autentica barbaridad para un pais tan pequeño. Para que os hagais una idea estamos hablando de más del doble de especies que en España siendo Costa Rica diez veces más pequeña que nuestro pais. 

Por un lado esta variedad es una maravilla pero por otro dificulta la identificación de las especies observadas, sobre todo para un novato en la fauna de más allá del charco como yo. Pude identificar unas 90 especies y fotografiar 75 de ellas. Una parte muy pequeña de la variedad que presenta el pais, pero no está mal para una luna de miel y desde luego sobra para hacer una entrada en el blog asi que no podré mostrar todas.

Colibrí orejiazul (Colibri thalassinus)

Empezaré por los colibrís, las aves que más me llamaron la atención y más me dieron la sensación de estar, no ya en otro continente, sino en otro mundo distinto.

Colibrí orejiazul.

En Costa Rica viven más de 50 especies y nosotros vimos una decena, a cada cual con un plumaje más alucinante. Ver en vivo como cambian de color, volviendose por instantes tremendamente brillantes y emitiendo destellos dependiendo de la posición de su plumaje es increible.

Colibrí montañés gorgimorado (Lampornis calolaema), macho.

Mismo ejemplar de la imagen anterior haciendo brillar el plumaje de su cabeza.
 
 Brillante coroniverde (Heliodoxa jacula), macho.

 Mismo ejemplar anterior.

 Colibrí morado (Campylopterus hemileucurus).

 Esmeralda capirotada (Elvira cupreiceps).

Las fotografias anteriores fueron tomadas en un "jardín de colibrís" en el Parque Nacional Monteverde. Estos jardines son puntos en los que instalan bebederos de néctar (alimento principal de los colibrís) a los que acuden a alimentarse cientos de ejemplares silvestres. Observar sus idas y venidas y su frenetica actividad, volando a escasos centimetros de ti es un espectáculo digno de presenciar.

Por supuesto, por todo el pais es posible observar a estas aves fuera de estos los puntos de alimentación artificiales, pero eso si, sin las impresionantes acumulaciones de ejemplares que ofrecen los jardines de colibrís:

 Colibrí piquilargo (Heliomaster longirostris) alimentandose en una flor.

Mismo ejemplar anterior con restos de polen en el pico.

Me despido de los colibrís con el siguiente ejemplar que había construido su nido en una planta al borde mismo de un camino en el jardín de nuestro hotel en Tortuguero. Es sorprendente el nulo miedo que tienen al hombre la mayoria de especies de Costa Rica y como hacen su vida tranquilamente ignorando nuestra presencia. Algo impensable por desgracia en un pais como el nuestro y que debería hacernos recapacitar:

Colibrí de cola rufa (Amazilia tzacatl) incubando.

Hablando de Tortuguero, la verdad es que el jardin de nuestro hotel en realidad no era más que una parte de la selva, un poco más despejada y adecuada para el transito de los inquilinos, pero selva al fin y al cabo. Asi que dar un paseo por alli te permitia ver multitud de especies silvestres que lo habitaban. Algunas especies de aves que observamos allí son las siguientes:

 Tucán pico castaño (Ramphastos swainsonii).

 Tucán pico castaño ofreciendo un fruto a su pareja.

 Tucán pico arcoiris (Ramphastos sulfuratus)

Carpintero castaño (Celeus elegans).

Chiricote (Aramides cajanea) buscando comida en los charcos tras una tormenta.

 En los canales del rio Tortuguero que rodean al hotel también se observaban aves, principalmente acuaticas:

Aninga o Pato aguja (Anhinga anhinga).

 Garza tigre (Tigrisoma mexicanum).

Otro ejemplar de garza tigre.

Otras especies asociadas a humedales que se dejaron fotografiar en otros puntos del pais fueron las siguientes:

 Garcita verdosa (Butorides virescens).

Mismo ejemplar.

Ibis blanco (Eudocimus albus), ejemplar inmaduro.

Ibis blanco adulto.

 Fragata magnífica (Fregata magnificens).

Martín pescador enano (Chloroceryle aenea).

Al ejemplar anterior lo vimos durante una excursión en barca por una zona de manglares. Pese a ser una excursión con guía local fue Inma la que localizó a este pequeño pajarillo. ¡Menudo ojo tiene cuando quiere!

Cerca de allí nos encontramos con un joven ejemplar de gavilán cangrejero, ave rapaz asociada a zonas costeras, especialmente marismas y manglares.

 Gavilán cangrejero (Buteogallus anthracinus), juvenil.

Aunque no es una especie tan asociada al ecosistema de manglares, pudimos observar también a esta pareja de caranchos norteños en la misma zona:

Carancho norteño o caracara (Caracara cheriway).

Un familiar de estas aves se dejó fotografiar bastante más cerca aunque en un escenario menos natural. Se trata del caracara de cabeza amarilla o chimachimá:

 Caracará de cabeza amarilla (Milvago chimachima) 

Algunos ejemplares de esta especie acudian a buscar comida en las terrazas de  los restaurantes de nuestro hotel en el Parque Nacional Manuel Antonio. Este en concreto está subido en la barra del bar de la piscina.

Este hotel también formaba parte del territorio de un aguilicho de ala rojiza. Era frecuente verle reclamando desde lo alto de un árbol seco:

Aguilucho de ala rojiza (Buteo magnirostris).

Ya fuera del hotel, en lo profundo del Parque Nacional Manuel Antonio, tuvimos la suerte de ver a este ejemplar de gavilán bidentado en el momento en que acababa de capturar un anolis que se tragó enterito:

 Gavilán bidentado (Harpagus bidentatus) tragando un anolis.

 Mismo ejemplar anterior.

También rapaces, pero con peor fama y menos agraciadas, son las carroñeras. En este caso zopilotes. Pudimos observar al zopilote común, al cabecirrojo y al imponente zopilote real. Aunque sólo pude fotografiar en condiciones a los dos primeros:

Zopilote (Coragyps atratus).

 Zopilote cabecirrojo (Cathartes aura).

Como curiosidad estos buitres, a diferencia de los europeos que dependen exclusivamente de su aguda vista para localizar las carroñas, tienen también desarrollado el sentido del olfato.

Y ya para ir terminando os muestro unas cuantas fotos variadas de distintas especies. Una pequeñisima muestra de la inmensa variedad de aves que se puede encontrar en Costa Rica:

 
 Bienteveo del chocó (Conopias albovittatus).

 Chingolo (Zonotrichia capensis), el "gorrión del nuevo mundo".

 Pareja de guacamayos rojos (Ara chloropterus), llamados "lapas" en Costa Rica.

 Otro guacamayo rojo, un espectáculo poder contemplarlos en libertad.

 Guacharaca de cabeza gris (Ortalis cinereiceps), gallinácea de buen tamaño.

 Paloma morada (Patagioenas flavirostris), para mi gusto una de las más bonitas palomas de las muchas especies que habitan Costa Rica.

 Platanero (Coereba flaveola), única especie de su género y familia. Se alimenta de néctar como los colibrís.

 Semillero pico grueso (Oryzoborus funereus).

 Tangara azuleja (Thraupis episcopus).

 Tángara grupirroja (Ramphocelus passerinii).

 Tomeguín de la tierra (Tiaris olivaceus).

Para el final he dejado al ave que probablemente resulta más extraña en Costa Rica. Se trata del guácharo o pájaro aceitoso (en inglés oilbird). Y digo que probablemente es el ave que resulta más extraña en Costa Rica porque oficialmente no se distribuye por centroamérica y sus zonas de reproducción conocidas más cercanas están en Colombia, a más de 1.000 km de distancia.

 Guácharo (Steatornis caripensis), toda una sorpresa.

Sin embargo, durante la última década se vienen sucediendo avistamientos puntuales de ejemplares de esta especie en Costa Rica, sobre todo en el monte nuboso de Monte Verde. En este lugar, nosotros tuvimos la suerte de observar y fotografiar dos ejemplares de esta especie, durante una salida nocturna.

Además de ser un ave rarisima de observar en Costa Rica tiene una serie de particularidades que la hacen, de por si, especial:

Pertenece al mismo orden que los chotacabras que tenemos en España, pero dentro de ese orden es la única especie de su género y familia y la única que se alimenta de frutas en lugar de insectos. El apodo de pájaro aceitoso le viene precisamente de su gusto por comer el fruto de la palma de aceite, muy rico en grasa, hasta tal punto que los nátivos solían cazarlos para extraer acétite de sus cuerpos. 

Pero, además de ser frugívora, es la única especie de ave nocturna que utiliza la ecolocación para orientarse, igual que los murciélagos. Y también comparte con algunos murciélagos la costumbre de vivir en colonias que durante el día duermen en cuevas y durante la noche salen a alimentarse.

Con este ave tan especial me despido de un país más especial aún. Espero que os haya gustado.

Hasta pronto y gracias por visitar el blog.