martes, 20 de noviembre de 2012

Águila perdicera en El Pardo

Hola de nuevo. Vuelvo a hacer un paréntesis entre las historias de Jorge y Costa Rica para contaros una observación interesante del pasado fin de semana. En esta ocasión no se trata de una rareza, sino de una de nuestras rapaces más amenazadas: el águila perdicera.

Os había contado en alguna ocasión lo que me gusta pasear por el Monte del Pardo con la ilusión de encontrarme con lás águilas imperiales que allí viven y la emoción que siento cada vez que tengo la suerte de observar alguna. Lo que no me imáginaba es que iba a sentir en el mismo lugar esa misma emoción pero con otra protagonista.

Águila perdicera (Hiraaetus fasciatus)

Si bien el águila imperial ibérica es nuestra águila más amenaza y una de las más escasas del mundo, su prima la perdicera es aún mucho más rara a nivel local en Madrid. En la Comunidad de Madrid crian tan sólo 2 parejas de perdiceras, por las 35 aproximadamente de imperial. 

Desde hace bastante tiempo sabía que una de esas dos parejas criaba en El Pardo. Sin embargo daba por hecho que lo harían en la zona reservada, que es la mayor parte del monte, ya que nunca había podido observarlas.


Bueno en realidad no había podido observarla en El Pardo ni en ningún otro lugar. Era la única de nuestras águilas que se me resistía. Aunque tampoco es que la buscase con especial empeño, cuándo había visitado lugares fuera de Madrid en los que hay posibilidades de verla nunca había tenido suerte. Por eso disfrutar de esta pareja como lo hice el pasado domingo a tan solo 20 minutos de casa fue para mi indescriptible.

Os cuento la batallita. La semana pasada me enteré de que varias personas habían visto a la pareja de perdiceras del Pardo. Asi que sin mucha fe quise acercarme a probar suerte el fin de semana, pese al mal tiempo. Cuando llegué a la zona del rio en Mingorrubio, donde las habían observado, sólo encontré una pareja de buitres negros y unos cuantos leonados lejanos. Estuve un rato buscando con los prismáticos y nada. Asi que olvidándome de las perdiceras decidí bajar a la orilla del rio a dar un paseo por el soto en busca de pajarillos.

Mientras paseaba, y pese a que los árboles me molestaban un poco, me di cuenta de que los buitres se estaban arremolinando sobre el rio y volaban bastante bajo asi que decidí volver a salir a la zona despejada y en altura para intentar hacer alguna foto. Fué en ese momento cuando vi algo distinto entre los buitres. El día estaba nublado y el sol alto así que sólo se veian siluetas oscuras en las que era muy dificil distinguir colores. Pero echando mano a los prismáticos rapidamente me di cuenta de que aquella rapaz distinta era una perdicera ¡y muy cerquita!

Águila perdicera en posadero.

Saqué la cámara a toda prisa mientras veia con el rabillo del ojo como la perdicera dejaba de ciclear con los buitres y se alejaba hacia el monte al otro lado del rio levantando a su paso decenas de palomas torcaces que descansaban en las copas de las encinas. Cuando quise estar preparado para tirar la foto el águila había desaparecido. Sin embargo buscándola en la lejania me llamó la atención un punto blanco sobre un árbol seco. Con la ayuda de los prismáticos volví a confirmar que era la perdicera que se había posado.

Desde allí controlaba la ladera del monte y en un momento dado estiró completamente una sus espectaculares garras y se quedó asi, con la pata estirada, exhibiendola cual Cristiano Ronaldo durante varios segundos. Una pena no haber tenido un telescopio para disfrutar aún más de la observación o para haber hecho alguna foto decente.

Dorso del águila perdicera en picado.

Su reposo se vió interrumpido a los pocos minutos cuando otra rapaz que no me dió tiempo a identificar apareció como una exhalación volando a ras de las copas de los árboles y sembrando el pánico entre las palomas. La perdicera levantó el vuelo inmediatamente para atacar el intruso que huyó a toda velocidad sin plantar cara. Después de esto la perdicera, satisfecha, siguio sobrevolando la zona y me pasó bastante cerca, momento en que le hice las primeras fotos de esta entrada. Enseguida comenzó a hacer picados espectaculares como veis en la foto anterior y a pegar pasadas sobre los árboles en lo que parecian ataques claros a las torcaces. Tuve la esperanza de verla capturar alguna presa pero en una de esos rápidos vuelos rasantes la perdí de vista entre los árboles del monte.

Águila perdicera con el buche lleno.

Unos minutos después apareció no una sino las dos perdiceras. Por fin podía ver a la pareja junta. Una de las dos,  seguramente la que perdí de vista en sus lances de caza, traía el buche lleno como veis en la foto. Se ve que la caceria tuvo exito.


Las dos águilas comenzaron a volar en circulos sobre el rio pero este ejemplar que acababa de almorzar fue el que más se acercó a mi posición.


Lastima de día, nublado y con mala luz. Pero pese a todo estoy contento con las fotografías, sobre todo teniendo en cuenta que era la primera vez que tenía a esta especie a tiro.

Después de un rato, se alejaron y las perdí de vista definitivamente. Pero eso no fue todo lo que dió de si la mañana. Entre medias hubo tiempo para ver varios buitres negros, docenas de leonados, dos parejas adultas y dos inmaduros de águila imperial ("cantando" insistentemente), un azor y un ratonero.

Águila imperial ibérica (Aquila adalberti)

Había momentos en que no sabía ni a donde mirar. De hecho en un momento dado tenía a tiro a las dos especies de buitres y a las dos de águilas a la vez. Impresionante. No hay muchos sitios donde se pueda dar esa situación y es increible que uno de ellos esté a tan sólo 15 kilómetros del centro de Madrid. Sin duda, el Monte del Pardo es una joya que hay que valorar y cuidar.


Eso es todo por hoy. Hasta la próxima y gracias por visitar el blog.





martes, 13 de noviembre de 2012

COSTA RICA, PURA VIDA: ANFIBIOS



Hola a tod@s.
En primer lugar felicitar a Ángel por su gran observación y sobre todo por el rato mas bueno que seguro qué pasó. ¡Enhorabuena Amigo!
Y ya sigo con la segunda parte del viaje a Costa Rica.
Esta segunda parte va de anfibios, los cuales son muy difíciles de ver, ya que casi todos son nocturnos y muchos viven en lo alto de las grandes copas arbóreas.
Costa Rica cuenta con casi 200 especies de anfibios en su territorio (ranas, sapos y salamandras) y 20 de ellas son endémicas de allí.
Bueno no os entretengo mas y os dejo con los anuros que pude fotografiar.


Rana de la hoajarasca (Craugastor crassidigitus), no es la mejor, pero sí la primera que pude fotografiar. Volcán Arenal.
 

Rana campanita (Diasporus diastema).
 

Sapo del golfo (incilius valliceps), muy común en el Volcán Arenal y muy ruidoso por las noches.

Lithobates warszewitschii . Parece una rana acuaática no arborícola. Volcán Arenal.

 


Rana venenosa blue-jeans (Oophaga pumilio), una de la que mas pude ver en la zona de Volcán Arenal. Muy venenosa

 
 

Rana enmascarada (Smilisca phaeota), de tamaño grande y arborícola. Se puede ver colorido desigual entre ejemplares.
 
Rana  (Scinax boulengeri) muy camuflada en Monteverde.

 


Ranita de cristal (Spadarana prosoblepon), según los guías el mejor hayazgo de anfibios en toda mi estancia. Realizada en Monteverde.
 
PD: les dedico esta entrada a Nayra (lo que me ha aguantado…), Pedro, Ana, Ignaci y Maider (compis de viaje) por todos los bichos que ellos vieron y yo ni vi, y debido a su buen ojo pude fotografiar.
 ¡GRACIAS AMIGOS!
PD2: saludos también a Frank de la Jungla (un crack con las serpientes) pero que no tiene ni zorra idea de los demás bichos. Lo digo porque el domingo echaron un capítulo en Costa Rica, y para 2 ranas que saca la caga en las 2 (que conste que no soy ningún erudito en anfibios). Saca una rana de ojos rojos y dice que esa es el emblema del país. ¡Hay 7 especies de ese tipo de ranas allí y esa no es la que sacaste!. Y la otra con la rana venenosa esa…. Que película de terror te montaste… Saludos y perdón si te he ofendido (si te vale de consuelo me flipaste cogiendo la boa constrictor).

Saludos y hasta la siguiente que será de: MAMÍFEROS.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Papamoscas papirrojo en Madrid

Abro un pequeño parentesis entre la serie de entradas que está haciendo Jorge sobre Costa Rica para contaros una cita muy interesante que he tenido la suerte de apuntarme esta misma mañana.

Se trata de un macho adulto de papamoscas papirrojo (Ficedula parva), un pequeño pajarillo que es una rareza accidental en nuestro pais. Esta especie cria en el este de Europa y en Asia central. Aun asi existen algunas citas en España. Casi todas en otoño y en la zona de la costa mediterranea, lo que no deja de ser curioso pues la especie inverna en el sur de Asia.

Papamoscas papirrojo (Ficedula parva)

Desconozco si de las citas que hay en nuestro pais para esta especie existe alguna en Madrid. Pero si las hay, por lo que he podido investigar en internet, sospecho que se podrán contar con los dedos de una mano, así que creo que es una observación más que curiosa.


Lo cierto es que he tenido bastante suerte. Es un ave que no llama mucho la atención y que incluso se puede confundir facilmente con los petirrojos que en estas fechas empiezan a abundar. De hecho, lo primero que he pensado cuando le he visto es que era un petirrojo. 

Sin embargo, cuando ha levantado el vuelo he notado algo extraño. No se si en la forma de volar, si en el color blanco demasiado abundante... no se. A veces pasa que hay un movimiento, un color, un sonido... algo que no te cuadra y piensas que no corresponde a ninguna especie de las habituales que mejor conoces.

Entonces he buscado con los prismaticos el lugar en el que se habia posado y he podido confirmar que no era un petirrojo. Me parecia una mezcla de papamoscas con petirrojo, lo que me ha hecho pensar en papamoscas papirrojo pero queria confirmarlo. Asi que he sacado la cámara para tratar de hacerle una foto rapidamente. Daba igual lo lejana o mala que fuese, necesitaba una foto para confirmar la observación y averiguar de que especie se trataba.


Mientras le hacía estas fotos lejanas me di cuenta de que se mostraba muy tranquilo. Se dedicaba insistentemente a caer al suelo para atrapar insectos y volver rapidamente a su ramita a comerselos. Asi que, una vez tomadas las fotos testimoniales me he ido acercando poquito a poco con discrección, para tratar de mejorarlas.


En total he disfrutado de el una media hora y me ha dejado hacerle más de 60 fotos. Se ha mostrado bastante tranquilo y me ha permitido acercarme a unos 10 metros máximo. Cuando me pasaba de la raya, simplemente cambiaba de posadero para seguir cazando insectos.


Finalmente le he dejado tranquilo mientras el seguía incansable a lo suyo de árbol en árbol. Le he desado a este visitante tan extraño buen viaje y buena vida y me he marchado la mar de contento

Gracias por leer el blog y hasta pronto.