martes, 27 de diciembre de 2011

Las Tablas de Daimiel ¡Viven! - 1ª parte

Antes de nada os deseo que esteís pasando unas felices fiestas en compañia de los vuestros y que sigaís disfrutando las celebraciones que tenemos por delante.

Después de las cabras montesas, hoy toca turno a otra de las excursiones del pasado puente de diciembre, esta vez al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Este humedal, uno de los más importantes de España, es de sobra conocido asi que no voy a extenderme presentándolo. Lo que si quiero es aportar una visión positiva del parque, ya que por desgracia en los últimos años es más conocido por los problemas de conservación y las noticias negativas que salen en los telediarios que por su biodiversidad.


Es cierto que los problemas están ahí desde hace muchos años, y que se han agudizado hace relativamente poco tiempo debido a la sobreexplotación de los acuiferos y el incendio subterraneo de la turba, que dió lugar a que la Comisión Europea abriera expediente a España y que se rumorease con la posibilidad de que el lugar perdiese su condición de Parque Nacional. Pero también es cierto que a veces tanta noticia negativa hace que quede en el aire una sensación de que hay que tirar la toalla y que el humedal está perdido. Y después de esta visita os aseguro que nada más lejos de la realidad. Me quedé maravillado con la cantidad y variedad de especies que encontramos. Empezamos:

 Grullas comunes (Grus grus)

Llegamos a Las Tablas envueltos por la misma espesa niebla que el día anterior había frustrado nuestra visita a los humedales manchegos de Alcazar de San Juán, Lillo, etc. Sin embargo al rato de empezar nuestro paseo la niebla se fue disolviendo, dejandonos ver algunos bandos de grullas comunes que llevábamos rato escuchando sobre nuestras cabezas.

 Grullas comunes sobrevolando la niebla

La zona pública del Parque Nacional cuenta con tres itinerarios señalados. Empezamos por el de la Torre de Prado Ancho, que cuenta con cuatro magníficos observatorios y una torre desde la que se obtienen unas maravillosas vistas panorámicas. El nivel de agua estaba escaso por lo que quedaba lejos de casi todos los observatorios. Pese a todo pudimos ver lejanos tarros blancos, aguiluchos laguneros en vuelos rasantes y continuos grupitos de grullas volando de un lado a otro.

 Ansares comunes (Anser anser)

Por fin, en uno de los observatorios encontramos el nivel de agua más cernano y por tanto la fauna también más a tiro. La pareja de ansares de la foto pastaba cerca de ánades comunes, fochas y pollas de agua. Una agachadiza común picoteaba alrededor de un charco mientras una abubilla hacia lo propio entre la hierba. Las cigüeñuelas, aunque no paraban quietas, se acercaban bastante al observatorio. Entre ellas nadaban cercetas comunes, y al fondo descansaban algunas avefrias junto a un grupo de correlimos, mientras un martin pescador pegaba zambullidas desde la ramita que le servía de posadero.

Cigüeñuela común (Himantopus himantopus)

Más fotos de cigüeñuelas
 
El aguilucho lagunero daba alguna pasada sobre el carrizal, y hasta un azor voló casi a ras de suelo levantando un buen puñado de aves pero sin hacer presa. De pronto apareció una garceta grande, que estuvo unos minutos en esta charca y luego levantó de nuevo el vuelo.
 Garceta grande (Ardea alba)

 Garceta grande en vuelo.

Al fondo teniamos un grupito de cinco grullas alimentandose, cerca de la pareja de ansares:


Grullas comunes (Grus grus)
Grulla "bailando"

 Entre las cañas aparecian y desaparecian pequeños pajarillos: mosquiteros, buitrones, ruiseñores bastardos, tarabillas y escribanos palustres.

 Tarabilla común (Saxicola torquatus)

Escribano palustre (Emberiza schoeniclus)

Las cigüeñuelas continuaban bordeando la lámina de agua junto a un andarrios grande, cuando una pareja de límicolas que no habíamos conseguido identificar antes por encontrarse lejos, aterrizó mucho más cerca del observatorio uniendose a ellas. Se trataba de una de las sorpresas del día: archibebes oscuros.

Archibebe oscuro (Tringa erythropus)

Más tarde se acercó otra pareja de esta especie por lo que en total se juntaron cuatro archibebes oscuros en esta charca.

Más fotos de archibebe oscuro.

Este limícola, que cria en el norte de Europa, se puede ver en paso en la península pero es mucho más raro y localizado como invernante por lo que nos dió toda una alegria.

Esto es todo por hoy. Como veis, para tener sólo un observatorio operativo por el nivel del agua, este itinerario no estuvo nada mal. Muy pronto continuo con la segunda parte en la que os contaré como nos fueron los otros dos itinerarios. Ya os adelanto que lo mejor del día estaba por llegar asi que no os lo perdaís.

Mientras tanto, os deseo de nuevo unas felices fiestas.

sábado, 17 de diciembre de 2011

O Grove (2ª parte)

Hola a tod@s
después de la entrada espectacular de Angel, poco mas puedo ofreceros de cabras montesas asi que sigo con mis vacaciones en Galicia de este verano.

No se si a estas alturas me acordaré de poner todo lo que vi, pero bueno... hoy sin resaca mucho mejor que la otra entrada.

Lo mejor que presenta O Grove es su localización. Es una península llena de bosques de pino y eucaliptos, con una costa rocosa en la cual se pueden encontras algunas de las mejores calas que haya visto. Además está unida al "continente" por un largo itsmo, el de la Lanzada, que además tiene una playa preciosa.

Bueno lo recomiendo a todo el mundo.... un lugar espectacular.

Empezamos con las fotillos

 Aguja colipinta (Limosa lapponica)

 Chorlitos grises (Pluvialis squatarola)
muy lejanos

 Correlimos gordo (Calidris canutus)

 Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

 Ostreros (Haematopus ostralegus) también muy lejanos


 Espátulta (Platalea leucorodia) y dos horas pasando frio en un observatorio


 Vuelvepiedras (Arenaria interpres) muy difíciles de pillar quietos


 Correlimos tridáctilo (Calidris alba)


 Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), jover y adulto

 Ratonero común (Buteo buteo)

 Un mosquitero musical (Phylloscopus trochilus)


 Gaviota patiamarilla (Larus michahellis), el ave mas abundante de la zona



 Gaviota reidora (Larus ridibundus)

 Gavión atlántico (Larus marinus)


 Corneja (Corvus corone)

 Martín pescador (Alcedo atthis) en aguas saladas (¿lo sabíais?)

 Archibebe claro (Tringa nebularia)


 Agujas colinegras (Limosa limosa)

 Charrán patinegro (Sterna sandvicensis)

 Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula)

 Correlimos común (Calidris alpina)

 Verderón joven (Carduelis chloris)

Tarabilla común (Saxicola torquatus)


Espero que os haya gustado y disfrutéis solo una décima parte de como me lo pasé yo allí.

Hasta la próxima

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cabras en las cumbres madrileñas

Aqui estoy de nuevo. Como os dije, he aprovechado el largo puente de la semana pasada para campear y bichear todo lo que he podido y para tratar de ir haciendome con el nuevo equipo fotográfico. Uno de mis objetivos era ver y fotografiar a las cabras montesas ahora que están en epoca de celo. Me planteé ir hasta Gredos pero al final aposte por intentarlo sin salir de Madrid.


Cabras montesas (Capra pyrenaica)

La cabra montesa desapareció de las sierras madrileñas en los 80, pero se reintrodujo a principio de los 90 con unos 60 ejemplares de la subespecie victoriae traidos desde Gredos. La ausencia de depredadores y el magnifico habitat propiciaron que se multiplicaran exponencialmente y a día de hoy se calcula que la población madrileña cuenta con unos 3.000 ejemplares.

 Retrato de hembra

La zona "cabrera" más conocida de estas sierras es La Pedriza, sin embargo decidí acudir a otro lugar mucho más tranquilo y desconocido para evitar la masificación de gente. Este paraje, conocido como el Hueco de San Blas, cuenta además con una densidad de cabras mucho mayor que La Pedriza, al encontrarse mucho más tranquilas por la escasa afluencia de paseantes. Tal es la densidad que la Comunidad de Madrid ha colocado en este lugar 7 jaulas trampa con las que esperan capturar 200 ejemplares al año para trasladarlos a la sierra del Rincón. Esta actuación está rodeada de polémica ya que han abierto una pista para poder llegar con vehiculos todo terreno hasta las jaulas, con los daños en el medio que ello ha supuesto.

Cabritillo

La primera sesión con las cabras la hice el lunes dia 5 de diciembre, acudiendo en solitario al lugar, un poco a la aventura sin saber que me iba a encontrar. Sin embargo nada más llegar al collado que daba vista a toda la ladera que corona el Hueco de San Blas localicé un rebaño de unos 15 ejemplares a los que corresponden las fotos anteriores y siguientes. 

 Hembras con sus respectivas crias
He oido que en zonas como la sierra de Gredos las cabras montesas son tan confiadas que prácticamente se las puede dar de comer de la mano. Aqui no llega a tanto, aunque sin duda son muchisimo más confiadas que cualquier otro animal salvaje del lugar. No obstante cualquier movimiento en falso las puede espantar. En ese momento alguna de ellas emitirá una especie de silbido y el rebaño saldrá a la carrera, pero no se irán muy lejos. Si el acercamiento se hace con cuidado, poco a poco, dejandose ver, sin rodearlas ni hacer gestos extraños, podemos llegar a caminar entre ellas y conseguir acercamientos increibles. Asi lo hice yo con este grupito y la verdad es que cuando te permiten "formar parte del rebaño" disfrutas como un crio.

 Cabritillo lamiendo una roca

 Macho joven

La pena en esta sesión fué que no encontré grandes machos. Los mejores eran jovenes como el de la foto anterior. Normalmente los grandes machos forman rebaños a parte que solo se juntan con los rebaños de hembras en la época de celo. El celo se da entre noviembre y diciembre por lo que confiaba en ver a los machos pero no hubo suerte, los dos rebaños que localicé sólo contaban con hembras y jovenes y el mal tiempo me hizo retirarme (menuda mojadura) antes de encontrar a los grandes machos cabrios. De todos modos disfruté de lo lindo con las cabras y vi al águila real muy cerquita aunque no me dió tiempo a fotografiarla.

Hembra y macho joven alimentandose

Dos días después repetí excursión, esta vez acompañado por Jorge y por mi novia. En esta ocasión el sol hacía que el lugar pareciese otro distinto al que había abandonado empapado y medio perdido entre la niebla durante la primera sesión.
De nuevo al llegar al collado encontramos un rebaño, pero esta vez era más numeroso y estaba capitaneado por un gran macho.

Macho montés entre su rebaño.

Con mucho cuidado y poquito a poco conseguimos acercarnos hasta caminar entre ellas y descubrimos que había otro gran macho tumbado entre los piornos. Nos dedicamos a hacer fotos a placer a ambos con la esperanza de que a lo largo del día pudiesemos ver una batalla de machos cabrios pero no hubo suerte.

 Macho montés

 Retrato de macho montés

 Macho montés vigilando su territorio

El perro de dos senderistas que iban camino de un pico cercano pegó un buen susto al rebaño y a partir de ese momento se mostraron más recelosas y se fueron alejando quedándose cerca de nosotros sólo uno de los machos. Sin embargo a unos 300 metros descubrimos otros dos pequeños grupos, cada uno con su respectivo macho adulto.

 Macho adulto

Macho joven

 Macho aún más joven

Hembra

Después de un rato, el macho que habíamos dejado sólo apareció en este rebaño por lo que de nuevo pensé que podía ver un combate pero no hubo suerte. Habrá que intentarlo otro año. Sin embargo aproveché para hacer una larga serie de fotos a los dos. Os dejo aqui una muestra.


Cuando nos despedimos del rebaño y antes de emprender el camino de vuelta, un macho solitario y algo menor poso muy bien para nosotros:


Asi nos despedimos de las cabras, pero no de la naturaleza. Por el camino de regreso un buitre negro nos sobrevoló a baja altura:

 Buitre negro (Aegypius monachus)

Y antes de volver a casa hicimos una breve parada en el embalse de Santillana, al pie de la sierra, para ver si seguían alli los tarros canelos que vi dos días antes. Alli estaban:

Tarros canelos (Tadorna ferruginea)

He visto tarros canelos otras veces en Madrid, pero como mucho dos a la vez y con actitudes muy confiadas dejando claro que eran aves procedentes de escapes o colecciones. Sin embargo este grupo más numeroso (7 ejemplares) y su actitud salvaje y desconfiada me hacen dudar de que se pueda tratar de invernantes autenticos, aunque sería rarisimo.

Para cerrar el día, una garceta grande, especie que no habiamos visto nunca antes y que no es muy habitual como invernante en Madrid, se nos puso a tiro cerca de donde estaban los tarros:

 Garceta grande (Ardea alba)

 Garceta grande

Os dejo una última imagen del hogar de las cabras madrileñas y me despido por hoy. Proximamente os seguiré contando otras salidas que hice durante la semana pasada.  


Gracias por visitar el blog y hasta pronto.