miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cabras en las cumbres madrileñas

Aqui estoy de nuevo. Como os dije, he aprovechado el largo puente de la semana pasada para campear y bichear todo lo que he podido y para tratar de ir haciendome con el nuevo equipo fotográfico. Uno de mis objetivos era ver y fotografiar a las cabras montesas ahora que están en epoca de celo. Me planteé ir hasta Gredos pero al final aposte por intentarlo sin salir de Madrid.


Cabras montesas (Capra pyrenaica)

La cabra montesa desapareció de las sierras madrileñas en los 80, pero se reintrodujo a principio de los 90 con unos 60 ejemplares de la subespecie victoriae traidos desde Gredos. La ausencia de depredadores y el magnifico habitat propiciaron que se multiplicaran exponencialmente y a día de hoy se calcula que la población madrileña cuenta con unos 3.000 ejemplares.

 Retrato de hembra

La zona "cabrera" más conocida de estas sierras es La Pedriza, sin embargo decidí acudir a otro lugar mucho más tranquilo y desconocido para evitar la masificación de gente. Este paraje, conocido como el Hueco de San Blas, cuenta además con una densidad de cabras mucho mayor que La Pedriza, al encontrarse mucho más tranquilas por la escasa afluencia de paseantes. Tal es la densidad que la Comunidad de Madrid ha colocado en este lugar 7 jaulas trampa con las que esperan capturar 200 ejemplares al año para trasladarlos a la sierra del Rincón. Esta actuación está rodeada de polémica ya que han abierto una pista para poder llegar con vehiculos todo terreno hasta las jaulas, con los daños en el medio que ello ha supuesto.

Cabritillo

La primera sesión con las cabras la hice el lunes dia 5 de diciembre, acudiendo en solitario al lugar, un poco a la aventura sin saber que me iba a encontrar. Sin embargo nada más llegar al collado que daba vista a toda la ladera que corona el Hueco de San Blas localicé un rebaño de unos 15 ejemplares a los que corresponden las fotos anteriores y siguientes. 

 Hembras con sus respectivas crias
He oido que en zonas como la sierra de Gredos las cabras montesas son tan confiadas que prácticamente se las puede dar de comer de la mano. Aqui no llega a tanto, aunque sin duda son muchisimo más confiadas que cualquier otro animal salvaje del lugar. No obstante cualquier movimiento en falso las puede espantar. En ese momento alguna de ellas emitirá una especie de silbido y el rebaño saldrá a la carrera, pero no se irán muy lejos. Si el acercamiento se hace con cuidado, poco a poco, dejandose ver, sin rodearlas ni hacer gestos extraños, podemos llegar a caminar entre ellas y conseguir acercamientos increibles. Asi lo hice yo con este grupito y la verdad es que cuando te permiten "formar parte del rebaño" disfrutas como un crio.

 Cabritillo lamiendo una roca

 Macho joven

La pena en esta sesión fué que no encontré grandes machos. Los mejores eran jovenes como el de la foto anterior. Normalmente los grandes machos forman rebaños a parte que solo se juntan con los rebaños de hembras en la época de celo. El celo se da entre noviembre y diciembre por lo que confiaba en ver a los machos pero no hubo suerte, los dos rebaños que localicé sólo contaban con hembras y jovenes y el mal tiempo me hizo retirarme (menuda mojadura) antes de encontrar a los grandes machos cabrios. De todos modos disfruté de lo lindo con las cabras y vi al águila real muy cerquita aunque no me dió tiempo a fotografiarla.

Hembra y macho joven alimentandose

Dos días después repetí excursión, esta vez acompañado por Jorge y por mi novia. En esta ocasión el sol hacía que el lugar pareciese otro distinto al que había abandonado empapado y medio perdido entre la niebla durante la primera sesión.
De nuevo al llegar al collado encontramos un rebaño, pero esta vez era más numeroso y estaba capitaneado por un gran macho.

Macho montés entre su rebaño.

Con mucho cuidado y poquito a poco conseguimos acercarnos hasta caminar entre ellas y descubrimos que había otro gran macho tumbado entre los piornos. Nos dedicamos a hacer fotos a placer a ambos con la esperanza de que a lo largo del día pudiesemos ver una batalla de machos cabrios pero no hubo suerte.

 Macho montés

 Retrato de macho montés

 Macho montés vigilando su territorio

El perro de dos senderistas que iban camino de un pico cercano pegó un buen susto al rebaño y a partir de ese momento se mostraron más recelosas y se fueron alejando quedándose cerca de nosotros sólo uno de los machos. Sin embargo a unos 300 metros descubrimos otros dos pequeños grupos, cada uno con su respectivo macho adulto.

 Macho adulto

Macho joven

 Macho aún más joven

Hembra

Después de un rato, el macho que habíamos dejado sólo apareció en este rebaño por lo que de nuevo pensé que podía ver un combate pero no hubo suerte. Habrá que intentarlo otro año. Sin embargo aproveché para hacer una larga serie de fotos a los dos. Os dejo aqui una muestra.


Cuando nos despedimos del rebaño y antes de emprender el camino de vuelta, un macho solitario y algo menor poso muy bien para nosotros:


Asi nos despedimos de las cabras, pero no de la naturaleza. Por el camino de regreso un buitre negro nos sobrevoló a baja altura:

 Buitre negro (Aegypius monachus)

Y antes de volver a casa hicimos una breve parada en el embalse de Santillana, al pie de la sierra, para ver si seguían alli los tarros canelos que vi dos días antes. Alli estaban:

Tarros canelos (Tadorna ferruginea)

He visto tarros canelos otras veces en Madrid, pero como mucho dos a la vez y con actitudes muy confiadas dejando claro que eran aves procedentes de escapes o colecciones. Sin embargo este grupo más numeroso (7 ejemplares) y su actitud salvaje y desconfiada me hacen dudar de que se pueda tratar de invernantes autenticos, aunque sería rarisimo.

Para cerrar el día, una garceta grande, especie que no habiamos visto nunca antes y que no es muy habitual como invernante en Madrid, se nos puso a tiro cerca de donde estaban los tarros:

 Garceta grande (Ardea alba)

 Garceta grande

Os dejo una última imagen del hogar de las cabras madrileñas y me despido por hoy. Proximamente os seguiré contando otras salidas que hice durante la semana pasada.  


Gracias por visitar el blog y hasta pronto.


2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el nuevo equipo! Con la afición que tienes seguro traerás grandes cosas. --LAS CABRAS,precioso; aquí donde vivo hay muchas, las vemos lamiendo la sal en el borde del mar, se meten en los jardines de los chalets,etc.Los machos es otra cosa, raros y difíciles de ver.Tu los has conseguido ¡que animal más hermoso presentas!Lo de los silbidos me recuerda cuando las veía por Sierra Nevada a 3.000 m ¡como silbaban al descubrirme! Fenomenal Angel
    LOS TADORNA FERROGÍNEA:Supongo sabes que vienen del Sáhara donde ivernan en las rarísimas charcas que existen en aquella inmensidad, pasan a Europa en verano cuando se secan aquellas aguas, es posible que este grupo (toda la pinta de ser salvajes) están de paso para su habitat natural o incluso han decidido quedarse. Son muy interesantes y la foto una gran cita pienso yo. Saludos

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  2. Gracias Jesús!
    En lo de los Canelos tienes razón, parece ser que en el pasado había invernantes en el sur de la peninsula pero hace muchos años que ya sólo se les ve en paso. Más raro aún entonces si realmente son salvajes y te aseguro que tenían toda la pinta. Esa foto es la más cecana que pude hacerles, recelaban si intentaba acercarme pese a estar muy lejos.

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